Playa de Garraf, mi favorita en Barcelona

La provincia de Barcelona tiene numerosas playas, tanto en el área metropolitana, como en las localidades costeras a norte y sur de la gran ciudad. Mi favorita es la de Playa de Garraf, situada en la comarca del mismo nombre, una encantadora cala, casi escondida al pie de las curvas de la costa de Garraf, a 20 minutos de Barcelona.

Playa de Garraf, con sus casetas verdiblancas (Foto: Luis Fernández del Campo)

Introducción

En la provincia de Barcelona, además de las playas de la ciudad (recuperadas y aumentadas con ocasión de los JJ.OO. de 1992), hay tres grandes áreas: una hacia el norte, la comarca del Maresme, y dos hacia el sur, el Baix Llobregat y Garraf. Hay playas para todos los gustos, pero para el mío (acostumbrado a las playas de fina arena de Cantabria), mis favoritas son las de la zona sur. Inicialmente era muy aficionado a la playa de Castelldefels, que alcanza 5 kms. de longitud, con arena blanca y fina. Pero desde que descubrí hace 25 años (por recomendación de unos familiares) la Playa de Garraf, se convirtió en mi favorita de la costa barcelonesa.

Rótulo de entrada a la Playa de Garraf o Playa de Las Casetas de Garraf (Foto: Luis Fernández del Campo)

Características

Es una playa con un encanto muy especial, marcada por un skyline único, que conforman las 33 casetas de las que luego hablaré con más detalle. Se trata de una playa de arena blanca y fina, con agua bastante limpia (hay muchos peces por la zona), ideal para bucear junto a las rocas de los laterales. Tiene poco desnivel al entrar en el mar, aunque los últimos temporales han modificado un tanto la playa. El mar se ha llevado bastante arena, y en algunas partes ha dejado un escalón, lleno de piedras, justo al entrar al agua. Es por eso que recomiendo usar escarpines o cangrejeras en ciertas zonas.

Playa de Garraf, vista desde el promontorio (Foto: Luis Fernández del Campo)

Está en un lugar tranquilo y protegido del viento, con orientación Sur. Es perfecta para relajarse, dar un paseo por la orilla, nadar y disfrutar del sol. Además, está situada en el Parque Natural del Garraf. Aunque el nombre oficial es Playa del Garraf, muchos la conocen como «Playa de las Casetas» o «Playa de las Casetas de Garraf«.

Las 33 casetas están ubicadas a pie de playa, en la Av. Llorach (Foto: Luis Fernández del Campo)

Tiene 380 metros de largo y unos 28 metros de ancho, donde podemos encontrar casi todos los servicios. Cuenta con un hotel (privado, solo para socios del Soho Club), 3 restaurantes, 2 chiringuitos (hasta 2022), alquiler de hamacas y sombrillas, kayaks y patines a pedales, tablas de paddle surf (o Stand Up Paddle), además de duchas, rampas de acceso y socorristas.

En estos momentos, (junio 2022), el ayuntamiento de Sitges, por problemas burocráticos internos, no ha renovado aún la concesión de los servicios y chiringuitos que expiró en 2021. Los usuarios de la playa estamos ansiosos por recuperar, sobre todo, los chiringuitos, por razones obvias.

Brindando con una cerveza bien fría desde el chiringuito chill out (Foto: Luis Fernández del Campo)

Por todo ello, es una playa de ambiente muy familiar, y suele estar incluida entre las mejores playas de Cataluña. Actualmente tiene la Bandera Azul de la CEE y otros distintivos de calidad autonómicos.

Origen de Garraf y las casetas

La principal característica de esta playa son sus casetas verdiblancas. Probablemente, las hayas visto en algún spot de TV, o en escenas de alguna película, ya que son muy fotogénicas para los rodajes. Hay diferentes teorías sobre su origen: que si eran para los primeros bañistas, que si eran de pescadores, o que eran de los trabajadores del ferrocarril. Todas ellas tienen algo de verdad. El caso es que acaban de cumplir los 100 años de antigüedad, y desde 2022 ya son Bien Cultural de interés Nacional.

Dibujo realizado en 2021 celebrando el centenario de las casetas (Foto: Luis Fernández del Campo)

Se cuenta que en el origen de la moda de los «baños de ola», a principios del siglo XX, las clases adineradas de Cataluña acudían a las playas de Sitges. Mientras tanto, sus empleados del servicio, acudían a poblaciones cercanas como Garraf para refrescarse. Allí hicieron unas casetas con maderas y cañas, para protegerse del sol. Otros cuentan que fueron construidas por los pescadores del primitivo núcleo de Garraf, para guardar sus utensilios de pesca. También hay quien atribuye su origen a cuando, en el año 1923, algunos de los trabajadores del ferrocarril crearon unas sencillas estructuras para alojarse. O quizás sucedió todo a la vez, que es lo más probable. El caso es que el núcleo original de las casetas surgió espontáneamente, y fue creciendo de una forma continua.

Panorámica completa de la Playa de Garraf, con las 33 casetas (Foto: Luis Fernández del Campo)

Historia de las Casetas

Las primeras casas de las que se tiene constancia datan del 1923. Con el paso de los años, se fueron levantando más cabañas de madera, con una estructura tan débil que los temporales se encargaron de ir tirando al suelo. Hasta que, en el año 1931, el señor Domingo Sorribas, con permiso de la Comandancia de Marina, mandó construir la primera cabaña sobre pilares. Dado el éxito de la construcción, otras familias se animaron también a pedir los permisos necesarios para hacer sus propias casitas sobre pilares. Entonces, se establecieron ciertas normativas en su construcción, como la separación de un metro entre casa y casa, para ventilación, higiene y prevención de incendios. A los 3 años, ya se habían levantado un total de 33 casas, que son las que podemos ver actualmente.

En 1946 el Ministerio de Obras Públicas (MOPU) pasa a ser el propietario de las casetas y responsable de hacer las concesiones. Entonces, en busca de una cierta homogeneidad estética, se decretó que las casitas fueran pintadas con los colores que se han mantenido hasta hoy en día, blanco y verde, inspiradas en el estilo de las ya existentes en las playas británicas.

Tramo central de las Casetas de Garraf (Foto: Luis Fernández del Campo)

El paso del tiempo ha condicionado la evolución del conjunto, y bien sea por los temporales, por los bombardeos de la guerra civil española o por su mala construcción, algunas casetas tuvieron que ser reconstruidas. No obstante, todas ellas mantienen una unidad estética.

A mediados de los 50 se unieron nuevamente circunstancias en contra de las casetas. La necesidad de paso de grandes camiones de las cercanas canteras al puerto y la construcción de un túnel de acceso al mismo, precisaba de la ampliación  del vial situado detrás de las casetas y esto suponía el derribo de las mismas, pero se pudo evitar, haciendo que los camiones accedieran a otro puerto, como el cercano de Vallcarca. El puerto de Garraf se reconvirtió entonces en puerto deportivo.

Ambiente de barrio en las Casetas de Garraf (Foto: Luis Fernández del Campo)

En todo este tiempo, se había ido creando un ambiente de barrio entre los vecinos, para conservar en buen estado el conjunto, organizándose como asociación a partir de 1984, que en la actualidad se llama «Asociación de Veins de la Platja de les Casetes de Garraf». Salvo algunos cambios, la propiedad de las mismas sigue siendo de los descendientes de los primeros constructores.

Bien Cultural

En 2001, el Ayuntamiento de Sitges, con el objetivo de preservarlas, las declaró Bien Cultural de Interés Local. Recientemente, el pasado 19 de abril de 2022, la Generalitat las ha declarado Bien Cultural de Interés Nacional, por su valor histórico y turístico, asegurando la pervivencia y el mantenimiento de estos elementos arquitectónicos históricos del pueblo de Garraf. Y así será, salvo que el cambio climático y la consecuente subida del nivel del mar acabe con ellas. De hecho, hay una caseta y media muy afectadas por los temporales del 2021. Pero eso ya será otra historia.

Casetas y Chiringuito Aruba Luba en Garraf (Foto: Luis Fernández del Campo)

El pueblo de Garraf

El Garraf nació como una pequeña colonia en 1901 que albergaba a pescadores y trabajadores de la cantera de La Falconera (propiedad del conde Güell) y obreros del puerto. Además de esto, la presencia de pescadores a partir de 1915 hace que el pueblo consolide su crecimiento.

Se van construyendo casas, escuela, dispensario, cantina y todo tipo de equipamientos necesarios para una población que llegó a tener 500 habitantes en los años veinte, cifra superior a la que tenía Castelldefels por entonces. Hasta surgió un mercado entre los agricultores de la zona.

Puesta de sol en Garraf, tras las casas del núcleo del pueblo (Foto: Luis Fernández del Campo)

El auge de las canteras hace que en 1920, por iniciativa de Eusebi Güell, se construyera el apeadero del ferrocarril. Eso trae nuevos habitantes, y se edifica la estación (con un aire modernista) y su barrio, justo detrás. Todavía hoy se puede admirar la arquitectura del barrio de la estación, ya que sus casas originales aún perduran.

Podemos decir, pues, que el pueblo de Garraf tal como lo conocemos es el resultado de la intervención inicial de don Eusebi Güell en la zona, pues fué quien hizo construir la cantera, el puerto, la estación, y todo ello atrajo gente a vivir en la zona.

Lugares de interés

Restaurante Gaudí – Garraf (Foto: Luis Fernández del Campo)
  1. Edificio Gaudí Garraf: Es un restaurante ubicado a la entrada del pueblo, a mano izquierda, antes de pasar el túnel que te lleva a la playa. Se trata de un conjunto de edificios, que constituían las bodegas y pabellón de caza del Conde Eusebi Güell. Fueron construidos poco antes del nacimiento oficial del pueblecito de Garraf. Este edificio fue encargado al arquitecto de confianza del conde Güell, el mismísimo Antoni Gaudí, quien en 1895 presentó su proyecto al Ayuntamiento de Sitges. El edificio quedaría terminado en 6 años, constituyendo una de las piezas modernistas más relevantes de toda la comarca.
    La planta baja era utilizada como cochera de caballerizas, y en la planta superior vivía el administrador. En la parte alta, en el tercer piso encontramos la capilla con arcos parabólicos, típicos de la obra de Gaudí y con un altar en mitad de la misma. A un lado del edificio principal , encontramos la portería, un andamio con obra vista de azulejo, un pequeño pabellón y una maravillosa puerta de entrada de hierro forjado, simulando una red de pesca.
    En esta bodega se elaboraban los vinos de Eusebi Güell, que se sirvieron durante un tiempo en los lujosos barcos de la Compañía Transatlántica que unía Europa y América. Pero no duró mucho ese suministro, ya que el vino elaborado no era de gran calidad.
    Dada la capacidad y tamaño del local, es ideal para bodas y eventos. El restaurante lleva cerrado desde el inicio de la pandemia, y no se sabe cuándo volverá a abrir. Merece la pena detenerse para mirar (por fuera) estos edificios, a la espera de que vuelvan a abrirse al público.
  2. Graffitis en el túnel grande de acceso a la playa. Aprovechando la reciente construcción del nuevo túnel, más alto y amplio, los vecinos del pueblo dibujaron en 2019 dos murales. En ellos, se vislumbra el skyline actual del pueblo, y una vista antigua de cuando tan solo era un núcleo de pescadores.
  3. Puerto Deportivo y Club Náutico: situados al final, después de otro túnel que pasa bajo el núcleo principal del pueblo.
  4. Y por supuesto, las 33 casetas de la Avenida Llorach.

Cómo llegar

La playa de Garraf tiene muy fácil acceso en coche o en tren, a 25 kms. de Barcelona, y a 14 kms. de Sitges. Está ubicada a los pies del minúsculo pueblo de Garraf, perteneciente al ayuntamiento de Sitges. Eso sí, conduce con cuidado, pues para llegar, tanto desde Barcelona como desde Sitges, hay que pasar por las famosas «curvas de Garraf».

Si vienes en coche, debes tener en cuenta que hay un aparcamiento público, con zona azul de junio a septiembre, justo antes de llegar a los túneles que pasan bajo la vía del tren, a la derecha de estos. El parking es muy limitado, por lo que aconsejo madrugar para encontrar un buen sitio tanto en el parking como en la playa. También hay otro parking público, junto al puerto deportivo, que está al fondo del pueblo. No te molestes en buscar aparcamiento en el resto del pueblo, pues hay muy pocas plazas disponibles, y también son todas de zona azul.

Si vienes en tren, hay un apeadero justo frente a la playa. Es muy cómodo venir desde la estación de Sants de Barcelona hasta Garraf (línea de cercanías R2). Pero eso sí, tendrás que adaptarte a los horarios del tren.

La playa también cuenta con un amplio parking para motos, situado justo antes del viejo túnel de acceso a la playa (el de la izquierda). El recorrido por las curvas del Garraf es muy apreciado por ciclistas y motoristas, por lo que son habituales visitantes de la playa de Garraf.

Dónde comer:

Hay varios restaurantes, de diferentes estilos y niveles. Vayamos por orden (de más a menos caro):

En lo alto del promontorio, a la izquierda La Cúpula, y a la derecha Chiringuito Garraf (Foto: Luis Fernández del Campo)
  1. La Cúpula: es el más lujoso de la zona. El edificio está cubierto por una cúpula, y está ubicado en el punto más alto de las rocas de la parte derecha de la playa. También tiene una pequeña terraza. Muy buena calidad, pero con precios elevados. Estuve en una cena de empresa, y aunque sea caro se come muy bien. Cuenta con un parking gratuito para clientes, en la acera de enfrente del local.
  2. El Chiringuito de Garraf: es de la misma propiedad que la Cúpula, y cuenta con una amplia terraza sobre las rocas, con impagables vistas a la playa y a las casetas. Idéntica calidad y precio que el anterior (son del mismo propietario). La palabra «chiringuito» en el nombre del restaurante llama a engaño: es un restaurante con terraza, no un chiringuito de playa cualquiera. Está especializado en arroces y pescados. El entorno es perfecto para cenar (en temporada de verano) en su terraza. De hecho, suelen organizar unas muy potentes verbenas de San Juan.
  3. Restaurante El Nàutic: es el más nuevo de Garraf. Los propietarios y chefs son del pueblo, trabajan muy bien con productos de proximidad y km. cero. Muchos domingos organizan eventos con mercadillos de ropa, barbacoa, dj’s, y copas para el tardeo. Está ubicado dentro del Puerto Deportivo, al final del pueblo. No lo he probado aún, pero me han hablado muy bien de este restaurante. Me lo he anotado para la próxima ocasión.
  4. Llar del Pescador: especializado en paellas (cuando quiere, porque no las sirve todos los días), en raciones de picoteo y en bocatas. Es el más económico, tiene una amplia terraza en la Avenida Llorach, ubicada junto a la zona de aparcamiento de zona azul. Si tienes suerte, puedes pillar vistas al mar por un hueco entre las casetas.
  5. Casa Antonio: es el bar del pueblo de toda la vida. Está dentro del núcleo urbano, en la zona de arriba. No he comido nunca allí, así que no puedo opinar. Pero sí que tiene una terracita en la plaza, muy apta para tomar unas cervezas, sin más pretensiones.
  6. Chiringuitos de playa: Hasta el 2021, se podía comer informalmente en los chiringuitos Aruba Luba y Aruba Gurugú, en plan de ensaladas, sandwiches, hamburguesas, pasta, etc. Y por supuesto, disfrutar de los atardeceres con mojitos y otros cocktails playeros.
    No obstante, desde que finalizó en 2021 la concesión del Ayuntamiento de Sitges, este no ha sido capaz de sacar la nueva concesión para licitación a tiempo. Así que, por ahora, nos hemos quedado sin chiringuitos y sin mis legendarias fotos en Instagram de posados cerveceros en el chill out Aruba Gurugú. Esas fotos me han permitido dar a conocer esta playa en mis redes sociales, pero habrá que esperar para las próximas.
Animación al caer la noche en el chiringuito Aruba Luba (Foto: Luis Fernández del Campo)

ACTUALIZACIÓN:

Finalmente, la adjudicación del único chiringuito playero en Garraf (hemos bajado de 2 a 1) ha recaído en el elitista Little Beach Club Barcelona, del grupo Soho.

Consecuencias: el precio de las consumiciones se ha elevado sensiblemente, y ya no se puede consumir en bañador, las normas de la casa exigen ir vestidos ¡en un chiringuito de playa! Así que… ¡Adiós a los chiringuitos playeros de Garraf! A partir de ahora, lo que hago (y recomiendo hacer) es llevarse las cervezas y/o refrescos en una nevera, y disfrutarlas junto a la orilla, en plan low cost.

Dónde dormir (o no)

Mención aparte merece el hotel Little Beach House Barcelona, un coqueto hotel de playa que se salvó de la piqueta de la Ley de Costas, y que ha adquirido esplendor al reconvertirse en 2019 en uno de los establecimientos del elitista Soho Club. He dicho «elitista» porque se trata de un club privado: tiene hotel, restaurante, cocktelería, tumbonas, etc., al estilo de un Beach Club, con mucho glamour, pero… es solo para socios.

El hotel Little Beach House Barcelona, y sus tumbonas en la playa (Foto: Luis Fernández del Campo)

Así que, si quieres alojarte cerca, te recomiendo buscar hotel en Sitges (capital de la comarca de Garraf) o bien en Castelldefels, donde encontrarás abundante oferta hotelera.

Conclusión

Por último, solo me queda recomendaros visitar la «playa de Garraf«, o «playa de Las Casetas de Garraf«, para disfrutar de un agradable rincón, lejos del estrés de la ciudad, en un entorno natural (el Parque Natural del Garraf). Ya solo falta que vuelvan a instalar los chiringuitos a pie de playa para que sea perfecta. Mientras tanto, ¿qué tal si nos damos un paseo al atardecer junto a sus casetas?

Las Casetas de Garraf al atardecer (Foto: Luis Fernández del Campo)

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Un comentario en «Playa de Garraf, mi favorita en Barcelona»

  1. Neus

    Un lugar encantador, suelo ir cada verano de 2 a 3 dias.
    Ver las casitas pintadas de los pescadores, oler aroma a mar me devuelve a epocas preteritas, como si el tiempo se hubiera detenido
    Debemos de proteger mucho un Patrimonio unico y maravilloso.

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