Santander vista por sus embajadores

La ciudad de Santander cuenta con numerosos atractivos paisajísticos y culturales, pero quizás la mejor imagen nos la pueden dar sus ciudadanos. Los santanderinos en la diáspora somos auténticos embajadores vocacionales, a través del relato de nuestras experiencias.

Embajadores de Santander

Como ya sabréis mis lectores habituales, desde su inicio en abril del 2015, formo parte del programa oficial de Embajadores de Santander. Aunque, dicho de sea de paso, ya venía ejerciendo esta función de facto, de forma espontánea, desde que en 1988 marché a vivir fuera. Con mis recomendaciones vía redes sociales, o verbalmente con el boca a oreja, siempre he recomendado mi tierruca y mis rincones favoritos a todos quienes conozco.

Embajadores de Santander
Grupo de Embajadores de Santander en su última reunión.

En esta ocasión, Turismo de Santander ha tenido una magnífica idea, que es la elaboración de un video profesional para la promoción turística de nuestra ciudad, a través de la visión de sus embajadores. Con la perspectiva de los que se fueron, aunque en realidad su corazón nunca se ha ido. Bajo esta premisa, nos pidieron que les explicáramos qué cosas son las que más echamos de menos, aquello de lo que más presumimos ejerciendo como embajadores de Santander, o todo lo que pensamos que el resto de España y del mundo deba saber de nosotros. 

Con estas premisas, escribí mi visión de Santander, que me serviría para ser seleccionado como uno de los cuatro testimonios incluidos en el video. Al final de este blog, y en las publicaciones de Turismo de Santander, podréis verlo.

Santander con los cinco sentidos

Mis recuerdos de Santander están fijados, para siempre, con los cinco sentidos. ¿Quieres saber por qué?

Olfato

Dicen que el sentido que más evoca nuestros recuerdos es el olfato. En efecto, cada vez que llego a Santander, percibo el olor a yodo y a mar al caminar por sus calles, especialmente en la zona cercana a Puerto Chico, mi antiguo barrio. Es un olor inconfundible que me hace notar que estoy de vuelta a casa, aún con los ojos cerrados. Pero hay otro olor local con identidad propia, que es el olor a rabas, nuestro aperitivo favorito. Es un olor que ya se percibe por las calles al mediodía, un olor que presagia un rato de diversión, de charla con amigos en torno a unas rabas, acompañadas de unos vermuts de solera, unos blancos de verdejo, o unas cañas. Porque ¿qué hay más santanderino que un domingo de rabas

Ración de rabas
Ración de rabas.

Gusto

El gusto va íntimamente unido al olfato, al fin y al cabo es su materialización en algo sólido y contundente, como por ejemplo en nuestra rica gastronomía. El olfato nos anticipa lo que vamos a poder degustar: esas ricas rabas del cantábrico (ya sean de magano, calamar o peludín), un pudin de cabracho, unos caracolillos, unos mejillones en salsa, unas almejas a la marinera (a ser posible de nuestra bahía), un buen cocido montañés o uno lebaniego (o los dos), una parrillada de pescado o una mariscada, en Tetúan, en el Barrio Pesquero o en La Maruca, … y no sigo porque ya estoy salivando.

Grúa de Piedra
Grúa de Piedra y Palacete del Embarcadero al amanecer.

Vista

La vista es uno de los sentidos que más satisfago cada vez que vuelvo a Santander. Es todo un placer poder disfrutar del paseo junto a una de las bahías más hermosas del mundo (para mí probablemente la mejor), recorriéndola entera. Desde el Barrio Pesquero, pasando por el muelle del Ferry, los Jardines de Pereda, por el centro Botín (un lugar para perderse subiendo y bajando escaleras, disfrutando de una nueva panorámica de la bahía y de nuestra ciudad), o parándose en la terraza de El Muelle a disfrutar de un café con las mejores vistas.

Seguir por el palacete del Embarcadero (donde podemos ver llegar y salir las lanchas (para nosotros, pedreñeras) que comunican ambos lados de la bahía, y soñar con la llegada del verano y los viajes al Puntal). Hay que pararse a saludar a los Raqueros, en el muelle de Calderón, para luego continuar por Puerto Chico, por San Martín (donde recomiendo sentarse a descansar sobre la duna de Zaera y disfrutar del espectáculo de la bahía siempre en movimiento).

Seguimos paseando a lo largo de la señorial avenida de Reina Victoria, hasta llegar a la Magdalena. Mientras, divisamos al otro lado el paraíso veraniego del Puntal y vemos cómo rompen las olas en Somo. Nuestros pasos siguen por el Sardinero, junto al Casino, los jardines de Piquío y los del Doctor Mesones. Finalmente, podemos seguir la senda de Mataleñas hasta llegar al faro de Cabo Mayor. Disfrutamos de paisajes únicos, tanto en invierno como en verano, en los que el verde de los prados y de nuestras montañas se une al azul del mar y del cielo. 

Santander es una ciudad en la que apetece madrugar, para disfrutar el espectáculo único e irrepetible de ver los amaneceres junto al mar, o junto a la bahía. Esa es la gran ventaja de que nuestra ciudad esté ubicada en una península, que la rodea el mar por todos lados menos por uno.

Fotógrafos al amanecer en Santander
Fotógrafiando el amanecer (Foto de Miguel A. Miguelez, alias @eltomavistas)

Oido

El oido es un sentido que también nos ayuda a disfrutar de nuestra hermosa ciudad, escuchando como rompen las olas en la orilla de las playas del Sardinero, o el sonido de los niños jugando en la plaza Pombo o en los jardines de Pereda, donde a ello se suma además el canto de los pájaros. El bullicio de nuestras calles, a la hora del aperitivo o en las templadas noches de verano, nos hacen recordar que estamos en una ciudad viva por los cuatro costados.

La noche santanderina
Ambiente nocturno en verano en la Plaza Cañadio.

Tacto

Por último, no podía faltar el tacto. Aquí puedes disfrutar con la sensación de dejar escurrir la arena de sus playas entre los dedos, o sentir la cálida presencia del viento Sur desmelenándote el pelo. Pero Santander es una ciudad que también se toca, a través de sus gentes. En mi caso, volver a Santander supone el reencuentro  con amigos de toda la vida, con amigos de la infancia, con la casa materna. Un abrazo, un apretón de manos, un par de besos… El tacto nos une a las personas que queremos, que nos recuerdan nuestro vínculo eterno con la ciudad de Santander.

Conclusión

Como colofón, por si aún queréis saber más sobre lo que hago cada vez que vuelvo por Santander, como buen embajador que soy, os dejo el enlace a este post, que escribí para Postureo Cántabro hace unos años, pero que sigue vigente: «¿Qué hace un santanderino de la diáspora al volver a la tierruca?» 

Video turístico con los Embajadores de Santander (ACTUALIZACIÓN)

Tras una larga espera, ya podemos ver el nuevo video promocional de nuestra ciudad. Incluye el testimonio de 4 embajadores de Santander, elaborado por encargo de Turismo de Santander.

¡Nos vemos pronto en Santander!

NOTICIA EN PRENSA:

La reunión de embajadores de estas navidades fue recogida en la prensa local en este artículo de IFOMO.

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3 comentarios en «Santander vista por sus embajadores»

  1. Pingback: Queremos verte pronto en Santander - Viajero Digital

  2. Pingback: Embajadores de Cantabria en Pinseque - Viajero Digital

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